Fuentes:

Invitación a participar

Con la aprobación inicial se pone en marcha el proceso reglado de participación. El documento ha de ser expuesto al público durante tres meses (del 1 de septiembre al 30 de noviembre), y en ese tiempo se recogerán alegaciones y todo tipo de comentarios u observaciones que se quieran hacer. Un proceso de participación que se va a impulsar desde el Ayuntamiento, intentando difundir el plan lo mejor posible, para que llegue al máximo de la población que pueda consultarlo y conocerlo. Es importante contar con todas las voces que quieran tomar parte en el proceso.

Efectos de realidad

Porque además debe insistirse en que el plan adquiere sentido de realidad solo cuando se ha dado a la participación pública. Por eso no es solo conveniente sino fundamental la legibilidad del documento. Pues únicamente después de que lleguen esas alegaciones, enfados (quizá), opiniones, observaciones y las posteriores correcciones… cogerá cuerpo. De ahí que debamos insistir en la invitación a participar.

Contaban que los pintores del barroco, después de concluir la parte principal de sus obras incorporaban elementos que permitiesen ver más reales las imágenes que proyectaban, evitando quedarse únicamente con el planteamiento abstracto de las cosas. Eran efectos del color que iban más allá de la simple designación cromática y dejaban ver significados complementarios. La participación no debería ser eso. Sino casi lo contrario. No la pátina colorista sobre lo ya designado, sino las aspiraciones más profundas que hagan ver el plan como una suma de horizontes.

Amplitud de miras

En cualquier caso, hay que saber dónde se está. Y convendría promover entre todas y todos una participación que cuente también con amplitud de miras. Es habitual que la participación apunte a qué hay de lo mío. Cada uno tiene sus intereses y es legítimo pelear por ellos. Pero en no pocos casos se hace sin tener una visión suficientemente amplia de lo que incide en los demás. Por poner un ejemplo elemental, la discusión por algunos bancos de la calle en lugares conflictivos. Es razonable que haya gente que se quiera sentar, pero también es comprensible que haya vecinos a los que moleste una tertulia nocturna en alta voz, en un banco próximo.

O el lio de las terrazas: los hosteleros quieren espacio y también hay gente que le gusta estar en ellas; pero otro grupo de vecinos y vecinas se quejan de las dificultades para circular. O cuando nos ponemos en el papel del conductor, que queremos plazas de aparcamiento por todas partes. Pero el coche es un elemento que ha ocupado demasiado espacio, ha sido invasivo y hay que intentar reconducirlo hacia otros lugares. Y qué decir de los problemas surgidos con determinados promotores.

Pero no solo estaría la búsqueda del equilibrio entre posiciones que puedan entrar en conflicto. No está de más, creemos, pensar también en el contexto en que nos movemos. Valladolid es una ciudad amable, con dinero, con una buena calidad de vida: que hay que incluirla entre las ciudades privilegiadas. Vista en su conjunto es una especie de balneario, alejada de los conflictos internacionales y sin sufrir enfrentamientos graves de religión o entre distintas etnias. Aquí priman los conflictos de barrio o los debates sobre una u otra solución a un determinado asunto. Pensamos que estaría bien llevarlos con deportividad.

Manuel Saravia Madrigal. Concejal de Urbanismo, Infraestructura y Vivienda.
Para acceder a los documentos de la Revisión del PGOU pinche en el siguiente enlace:
https://cloud.valladolid.es/index.php/s/mxLyaiqJvh3ySom